noviembre 2, 2013

Luciana de la Fuente: “En mi familia nos criaron con los pies bien en el piso”

Luciana de la Fuente: “En mi familia nos criaron con los pies bien en el piso”

Entrevista a Luciana de la fuente de Diez Canseco Diario “La República”

Comparto mi tiempo entre mi familia, mi cargo de vicepresidenta del directorio de la Universidad San Ignacio de Loyola y el diseño de joyas. Me interesa sobre todo la nutrición infantil. Hace un tiempo, fundé Kamari (regalo, en quechua), la joyería en la que doy rienda suelta a mi pasión por las joyas y a la admiración que desde niña tuve por la orfebrería y joyería precolombina e incaica.

¿Cómo fue pasar de las finanzas y la banca al diseño de joyas?

Yo comencé en la banca. Trabajé en el sector financiero varios años, pero siempre me gustó el tema del arte, del diseño, de las joyas. Dibujaba, o de repente tenía algunas piezas y las desarmaba y las volvía a armar yo misma.

¿Aprendiste en la práctica? Vi la posibilidad de estudiar diseño de joyas y encontré una escuela muy pequeña, pero muy personalizada, en Florencia. Allí me enseñaron a plasmar lo que tienes en tu cabeza en una hoja, como un arquitecto.

¿Tú te acuerdas cuál fue la primera pieza que te salió asi, redonda? ¡Claro! Empecé a hacer todo lo que eran cuentas, ya sea de piedras o de semillas con plata: pulseras, collares. Al principio , yo misma armaba las cosas, pero cuando ya necesitaba soldar, era mi cuello de botella y tenía que ir un artesano. Y el mundo del artesano es un mundo que muy pocos conocen. Viene la persona, tú conversas con él, pero cuando él regresa con lo que tú le has mandado a hacer, atrás tiene un grupo de gente, que es su familia.

¿Detrás de esto hay también un tema de responsabilidad social? En mi familia nos criaron con los pies bien en el piso y con mucho sentido de solidaridad. Y me siento muy contenta cuando veo una pieza terminada, porque sé todo lo que ha tenido que pasar y quiénes han estado involucrados.

¿Por qué eliges lo etno en tus joyas? Yo soy una enamorada del arte peruano. Por ejemplo, ahorita nos estamos preocupando muchísimo por el Torito de Pucará. Lo hemos hecho con diferentes colores y diseños, con aplicaciones en plata y es algo lindo, representativo, decorativo y moderno.

¿Haces una línea diferenciada para la gente de afuera y la gente de acá? La verdad que sí. Por ejemplo, en el Cusco tenemos muchas joyas que tienen que ver con el tema incaico: muchas chacanas y diseños que tienen que ver con el círculo infinito de la cosmovisión andina, íconos que los turistas buscan. Pero aquí en Lima una chica o una señora no se van a poner una chacana, ¿no?

No, salvo que sea Eliane Karp (risas). Bueno, en ese caso sí pueden ponérsela (risas). Pero digamos que las demás buscan cosas más estilizadas, más modernas, porque hoy en día, con la tecnología, puedes ver las pasarelas de todo el mundo y estar al día en lo que pasa con las colecciones.

¿Cómo compatibilizas esto de las joyas con tu trabajo como vicepresidenta del directorio de la USIL? La mujer tiene la facilidad de ser multifacética y con el tiempo fui aprendiendo. Además, cuando eres mamá, te nace esa parte de poder resolver varias cosas a la vez y organizarte.

Trabajas mucho el tema nutrición, ¿no? Bueno, sí, ese tema, que ahora ocupa mucho de mi tiempo, nace porque, inicialmente, con la facultad de Educación de la San Ignacio, armamos un programa de educación temprana de cero a cinco años. Tú sabes que hoy en día todas las metodologías que se enseñan en los colegios son de los años 60, 70, pero a fines de los 90 aparece un científico que dijo que todos los niños nacen con paquetes modulares en su cerebro.

¿Ah, sí? Claro. Y depende del estímulo que reciban en esa etapa temprana de su vida para que estos paquetes se abran y se comuniquen entre sí y el niño potencie su capacidad de entender, razonar, retener. Basándonos en eso armamos toda una currícula y, para implementarla, era obligatorio el tema de la nutrición.

¿Y eso lo has aplicado con tus hijos? Sí, ellos son mis conejillos de indias. Tengo dos, de 5 y de 3. Les doy los mismos alimentos, y a uno le afecta de una manera y al otro de otra. Al más chiquito le doy un chocolate, y está tranquilo, y el otro se me va hasta el techo (risas).

¿Cómo te liberas del estrés? Es un trabajo difícil, pero trato de meditar y de tomar las cosas con calma. Y practico mucho la teoría de que lo que no puedes cambiar lo tienes que aceptar. Y lo que puedes cambiar, cambiarlo.

A propósito, ¿estás muy pendiente de la realidad nacional? Yo creo que la única manera de que salgamos de la pobreza es invirtiendo en la educación temprana, y está comprobado que la inversión allí es mucho menor que en las etapas más avanzadas. Todo está en esa etapa de la vida, y si no inviertes en ese niño, ya perdiste la oportunidad.

Hablas con el mismo apasionamiento de tu esposo en el tema (risas). Yo creo que tenemos muchas coincidencias y esto es algo que a mí me apasiona. Sobre todo el de los niños, porque ellos por derecho tienen que recibir una buena educación.

¿No te ha contagiado él su pasión por la figura de Fernando Belaunde? La verdad que sí. Yo me acuerdo mucho de él porque de niña iba mucho al Regatas y, cuando era Presidente, se aparecía en la playa y se ponía a nadar. Luego salía y todos los niños lo íbamos a saludar, y él a todos nos besaba. Era una persona muy tocable. Y ahora he podido conocer, con Raúl, la selva y la visión que él ha tenido siempre del país.

¿Te interesa la política? La política para mí es hacer el bien y no necesariamente tienes que tener exposición para mostrar que lo estás haciendo. La política, para mí, es el arte de concertar, de conseguir a varias personas que piensen de la misma manera, y unir esfuerzos y ayudar.❧

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